En la enseñanza, tanto pública como privada, existe un factor esencial para potenciar el aprendizaje de cualquier tema, aplicable a cualquier nivel de enseñanza, desde preescolar hasta los últimos cursos de la universidad: la relación profesor – alumno.Esta relación, que evidentemente existe siempre, tiene que ir más allá de la parte docente que les une. En los cursos iniciales, los alumnos/as se encuentran de pronto en un medio hostil, desconocido, sin su vínculo familiar y se sienten perdidos.Esto puede causar un bloqueo que impide el procesamiento de todas las nuevas informaciones que se les suministra. La única figura permanente que tienen en el centro es el/la profesor/a y por eso tiene que crearse un clima de comprensión, protección, apoyo y complicidad entre las dos partes para dar seguridad al alumno/a y facilitar así el inicio de su aprendizaje.Según se va avanzando en los cursos, aparecen nuevos problemas en los alumnos/as. Una relación profunda entre los profesores y los alumnos/as ayudará a allanar el terreno, a encontrar las causas de los problemas y a solucionarlos. Llegada la etapa adolescente, la relación entre profesores y alumnos/as, lejos de ser distante, debe ser incluso de más complicidad y comprensión, participando de las cosas nuevas y de los problemas reales de los estudiantes. Esto creará un clima de confianza que ayudará a reforzar la autoestima y a mejorar en el rendimiento escolar.Para todo esto es necesario tener objetivos claros, métodos bien estructurados y personalizados y material y aulas adaptados a cada edad y necesidad. Es obvio que la familia juega un papel importantísimo en esta relación profesor – alumno, por lo que deben estar íntimamente implicados en todo el proceso de aprendizaje, hasta el final.
jueves, 14 de abril de 2011
Relacion Profesor Alumno
En la enseñanza, tanto pública como privada, existe un factor esencial para potenciar el aprendizaje de cualquier tema, aplicable a cualquier nivel de enseñanza, desde preescolar hasta los últimos cursos de la universidad: la relación profesor – alumno.Esta relación, que evidentemente existe siempre, tiene que ir más allá de la parte docente que les une. En los cursos iniciales, los alumnos/as se encuentran de pronto en un medio hostil, desconocido, sin su vínculo familiar y se sienten perdidos.Esto puede causar un bloqueo que impide el procesamiento de todas las nuevas informaciones que se les suministra. La única figura permanente que tienen en el centro es el/la profesor/a y por eso tiene que crearse un clima de comprensión, protección, apoyo y complicidad entre las dos partes para dar seguridad al alumno/a y facilitar así el inicio de su aprendizaje.Según se va avanzando en los cursos, aparecen nuevos problemas en los alumnos/as. Una relación profunda entre los profesores y los alumnos/as ayudará a allanar el terreno, a encontrar las causas de los problemas y a solucionarlos. Llegada la etapa adolescente, la relación entre profesores y alumnos/as, lejos de ser distante, debe ser incluso de más complicidad y comprensión, participando de las cosas nuevas y de los problemas reales de los estudiantes. Esto creará un clima de confianza que ayudará a reforzar la autoestima y a mejorar en el rendimiento escolar.Para todo esto es necesario tener objetivos claros, métodos bien estructurados y personalizados y material y aulas adaptados a cada edad y necesidad. Es obvio que la familia juega un papel importantísimo en esta relación profesor – alumno, por lo que deben estar íntimamente implicados en todo el proceso de aprendizaje, hasta el final.
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